¿Por qué no se han extinguido las Artes Marciales?

 

Cada vez que alguien me pregunta a qué me dedico y le respondo que entre otras cosas a la enseñanza del arte marcial japonés Aikido, un estimado del 60% de las personas argumenta cosas como:

“Desde que se inventó la pólvora nadie es blindado “ o  “Mi defensa personal es una 45 que llevo en la cintura”,  y muchos otros comentarios similares.

Apenas un 40% de las personas argumenta cosas como: “Qué bien!”, “Qué es eso?”, “Te felicito”

Partiendo del 60% citado, creo que tienen razón en cierta forma.

Desde que la pólvora fue inventada en China para hacer fuegos artificiales y armas, aproximadamente en el siglo IX de nuestra era, y los árabes y bizantinos la introdujeron en Europa alrededor del año 1200; podría haber llegado el final de las luchas cuerpo a cuerpo con espadas, alabardas, cuchillos, y cualquier tipo de armas

contundentes, punzo – cortantes, punzo – contundentes, corto – contundentes; hasta llegar al desarme y por ende a mano vacía; qué ejército o qué soldado preferiría una lucha cuerpo a cuerpo cuando el o los contrarios contaban con arcabuces, mosquetes, pistolas, cañones y similares de aquel entonces contra una espada o un mazo?

Y, civilmente hablando, ¿a quién le gustaría rifarse a golpes cuando porta un arma en la cintura?

Algo parecido nos retrata la película “El Último Samurái” situada en el medio de la crucial rebelión Satsuma en Japón, que se opuso en armas a la era Meiji, porque consideraban que los amenazadores cambios culturales y tecnológicos destruirían el país; sin embargo esta película contiene parte de verdad y parte de ficción; por citar un ejemplo el capitán Nathan Algren (el actor Tom Cruise), en realidad, está inspirado en un personaje histórico que vivió en dicha época, pero no era un norteamericano sino el francés Jules Brunet.

La idea no es hablar de la veracidad o no de la película citada, sino el ejemplo para los que vieron el film, de Samurái luchando con katana, naginata (especie de alabarda), yari (lanza) contra un regimiento de caballería moderno (en ese entonces) que contaba con artillería liviana y pesada como revólveres, rifles con bayoneta, cañones, ametralladoras… nada alentador el resultado.

                  Warner Bros Pictures (Productores) y Edward Zwick (Director). (2003). The Last Samurai [Cinta cinematográfica]. USA.

No se diga de las armas modernas: pistolas, fusiles, subfusiles, ametralladoras, escopetas, rifles de precisión, etc., que casi cualquiera puede comprar en una armería, tomar un curso y portarla legalmente. Qué podría hacer el máximo campeón de cualquier arte marcial ante uno o varios fusiles de asalto AK-47?

Por cierto en otro artículo hablaremos sobre en qué ocasiones amerita el uso de las artes marciales para protección personal, defensa personal y en qué otras no se deberían utilizar, tema muy solicitado.

Y así podríamos llenar muchas páginas con ejemplos, pero esto nos lleva a la pregunta de ¿por qué entonces no se han extinguido las artes marciales luego de varios siglos de la invención y comercialización de las armas de fuego?

La respuesta podría ser igualmente de muchas páginas, pero vamos a hacerlo de forma muy concisa.

Las artes marciales serias y tradicionales no se limitan a las meras técnicas de llaveo, pateo, golpeo, etc.; esto sólo es una parte de las mismas; parte importante por cierto más no lo exclusivo. Siempre en clase o cuando les escribo a mis queridos amigos y alumnos les comento que no es lo mismo un Arte Marcial que un Protocolo de Defensa o Sistema de Combate; no es mejor o peor, sino divergente.

¿Pero qué es un Arte Marcial?

Primero vayamos al concepto de cada una de las palabras que componen este término:

Arte = “El arte (del latín ars) es el concepto que engloba todas las creaciones realizadas por el ser humano para expresar una visión sensible acerca del mundo, ya sea real o imaginario. Mediante recursos plásticos, lingüísticos o sonoros, el arte permite expresar ideas, emociones, percepciones y sensaciones”. (Fuente: https://definicion.de/arte/)

Marcial = “La palabra marcial proviene del latín martialis (o sea de Marte). Es lo relacionado con la guerra. Marte era el principal dios romano después de Júpiter (su padre). Aparece en la antigua Roma como dios de la guerra, representando las fuerzas divinas que actúan en ella.  Marte fue venerado en Roma como padre de Rómulo y Remo. Bajo su advocación se construyen las zonas militares y los campos de marte. Se le suele describir como un guerrero de gran tamaño, armado con coraza, casco, escudo, espada y lanza”.  (Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Marte_(mitolog%C3%ADa)

Entonces Arte Marcial, como las conocemos y se practican desde antiguo y en la actualidad sería = Prácticas y tradiciones cuyo objetivo es someter o defenderse mediante una técnica concreta.

Sin embargo las artes marciales han ido evolucionando a través de los siglos y han adquirido filosofías y otros elementos que han cambiado poco a poco la visión original por lo cual se crearon sin menguar su efectividad. Existen varios estilos y escuelas de artes marciales que habitualmente excluyen el empleo de armas de fuego u otro tipo de armamento moderno. A su vez, lo que diferencia a las artes marciales de la mera pelea callejera, es la organización de sus técnicas y tácticas en un sistema coherente; la adhesión a una filosofía de vida o código de conducta (Bushido o camino del guerrero en el caso de las disciplinas marciales niponas) y la codificación de métodos efectivos probados en la antigüedad. En nuestros días, las artes marciales se practican por diferentes razones: por salud, defensa, desarrollo personal, disciplina mental, forja del carácter y la autoconfianza.

                 O´Sensei Morihei Ueshiba  (fundador de Aikido) meditando (foto izquierda)  y cultivando el espíritu (foto derecha)

Para que un Arte Marcial, como Aikido en nuestro caso (por no decir Karate Do, Tae Kwon Do, Kung Fu, Kendo, Iaido o Kyudo, entre varias) sea realmente arte marcial, debe sustentarse en cuatro ejes, pudiendo estar el cuarto o no; es decir que primordialmente un arte marcial se basa en tres ejes para serlo. Según el Sabomnim Antonio de Jesús Reyes del Ángel, estimado amigo y Maestro de Tae Kwon Do, quien es un apasionado investigador de las disciplinas marciales, ha escrito seis libros sobre filosofía e historia de las Artes Marciales; y quien estuvo en octubre del año 2019 en Zanshin Dojo Aikido Guatemala presentando sus obras.

Los mencionados ejes que debe desarrollar un arte marcial, como indica el Maestro Reyes, en su libro Pensamientos y reflexiones en asuntos de artes marciales, son:

  1. “Defensa Personal: Es el fundamento original de las artes marciales, es aquello que verdaderamente fue el estado primigenio de estas artes, es decir, que lo que practico debe permitirme utilizarlo como una herramienta de defensa de un ataque hacia mi persona; si lo que yo practico no me sirve, estaré incumpliendo el primer eje de desarrollo dentro de las artes marciales que, aunque pueda ser de mucha ayuda a mi persona, no cumplirá con el precepto  fundamental de ellas: la defensa y el ataque.
  2. Formación Personal: Es la construcción de una persona que se desempeñe en su vida diaria dentro de los valores éticos y morales que estas artes profesan, nada debe estar por encima de los valores universales que las artes marciales promueven. Si la práctica no nos lleva a este punto, es momento de evaluar en continuar en ese arte marcial o resignarse a practicarlo sólo como una parcialidad.
  3. Arte: La práctica seria y prolongada debe proveer las herramientas físicas, mentales y espirituales para elevar al grado de arte el desempeño marcial y, al hablar de arte, estaríamos incluyendo conceptos como expresión de sentimientos y también expresión marcial; belleza a través de la exactitud, de la métrica, de la plasticidad, etc.
  4. Deporte o competición: El cual puede o no existir dentro de estos ejes, en algunas artes marciales el aspecto deportivo, conocido también como competencia, es suplido por la ejecución de un enfrentamiento en su propia escuela, con cierto niveles de contacto y con una supresión completa de la competencia, sustituyendo esta por la práctica de los dos contendientes a la integración y la comprensión de las técnicas por ambos.

Estos cuatro ejes regularán el crecimiento marcial siempre y cuando sean practicados en un equilibrio, es decir, que la práctica tanto de defensa personal, la formación y superación personal, el arte y el deporte (si se gusta), deben aprenderse y practicarse de forma holística y no crecer en uno de los ejes y abandonar los otros; sólo así y después de muchos años de práctica podremos observar en nuestra vida el resultado tan beneficioso de todo este proceso”. (Reyes, 2019; 26-28)

En resumen, la diferencia entre un arte marcial y un sistema o protocolo de defensa es que las artes marciales evolucionaron como caminos de autoconocimiento y enriquecimiento personal y adquirieron algunos nuevos enfoques como el deportivo, además de solamente enfocarse en el combate; mientras que los sistemas de defensa personal son modalidades que derivan de un arte marcial en concreto, o bien reúnen una serie de elementos de diversas modalidades para crear un protocolo específico para la defensa personal, buscando por tanto un conocimiento rápido y efectivo de las técnicas de combate, perdiendo por el camino una parte o la totalidad de la esencia del arte marcial del que provienen.

La mayoría de sistemas o protocolos de defensa actuales, por lo general utilizan técnicas de artes marciales como Jujutsu, Judo, Aikido, Karate Do, Muay Thai, Tae Kwon Do, por citar algunas; así como de otros protocolos de defensa; pero como podemos observar, utilizan el primer eje de las artes marciales pero no abarcan los otros tres; mientras que el arte marcial, como el Aikido que es lo que practicamos en Zanshin Dojo, es un camino de vida para devenir en mejores seres humanos; por cierto cabe resaltar que el Aikido es un magnífico ejemplo de un arte marcial que no contiene el eje de competición, el cual puede o no ser desarrollado por un arte marcial ya que es opcional, mientras que los otros tres obligatorios, sí los desarrolla.

Como he mencionado, un protocolo de defensa o un arte marcial no es uno mejor que la otra;  digamos en el caso de un soldado que desea proteger su vida, no se interesará más que en sobrevivir, pues su misión es estar en una guerra donde o se vive o se muere, por lo que si queda desarmado, utilizará técnicas mortales para terminar con la vida del contrario; mientras un civil no vive por lo general en una guerra y se interesará mayormente en desarrollar una filosofía de vida, mejorar su salud, la protección personal (cuando verdaderamente lo amerite), desarrollo personal, disciplina, forja del carácter, ser feliz, potencializar su espíritu y autocontrol para no matar a cualquiera que se le ponga enfrente; pues en la vida normal una agresión o asesinato, aún sean en defensa propia, conlleva juicios largos, altos costos, abogados y encarcelación; mientras que en una guerra no hay garantías de nada y se salva el que pueda. Parte de los valores del arte marcial es pensar antes de actuar…

Por todo lo anterior, podemos responder el por qué no se han extinguido las artes marciales tradicionales y más bien, cada día se practican más por niños, jóvenes y adultos alrededor del orbe; ya que sus beneficios son muchos como he descrito en este artículo, y nos proveen de muchas herramientas que son aplicables al campo social, laboral, familiar, personal, espiritual y no solamente al campo de la protección personal. Por ejemplo, un verdadero artista marcial podrá auto controlarse, adaptarse, disciplinarse y ser feliz en una situación como el actual confinamiento a causa de la pandemia por la que atravesamos, de mejor manera que una persona no practicante. Un artista marcial sabrá la técnica o estrategia a utilizar según la situación. Como vemos su práctica en el Dojo no se limita a las meras “peleas” con otro ser humano.

¡He aquí el meollo del asunto!

Bonus Track:

En estos tiempos, tenemos una batalla que luchar contra un enemigo microscópico ante el cual no podemos utilizar directamente una técnica de defensa, ni siquiera un portaviones serviría de nada; sin embargo, el artista marcial, dados sus varios conocimientos, podrá utilizar por ejemplo, la estrategia de じっとしていて (Jitto shite ite) o quedarse quieto.

Cuenta una leyenda ambientada en la película “Kagemusha” del Director  Akira Kurosawa, que el daimyō Takeda Shingen, a quien le decían “montaña” por su firmeza; fue herido de gravedad y antes de fallecer pidió que su pueblo y enemigos no supieran de su muerte por tres años; sus subordinados militares cumplen el deseo de su señor feudal y encuentran a un ladrón en el pueblo, muy parecido físicamente al líder muerto; a quien piden se disfrace como este y fuera su doble; este acepta pero a pesar de ser un hombre común, era inteligente. Luego de disfrazarse y fingir ser el verdadero jefe del clan Takeda, en una batalla al verse rodeado conjuntamente con su ejército por  las tropas  enemigas, un soldado le preguntó: ¿Señor y ahora qué hacemos? A lo que él responde firmemente: ¡No moverse! ¡No moverse! Y de esta manera, ganó esa batalla.

Imagen y leyenda citada tomados de Kurosawa Akira (Productor y Director).   (1980). Kagemusha (影武者)   “La sombra del guerrero”  [Cinta cinematográfica]. Japón.

Apliquemos la estrategia de no moverse (estar en casa, en sentido figurado) para mantenernos sanos, seguros y salvos del virus; de esta manera podremos vencerlo y retornar posteriormente a la vida normal. Ya lo dijo Napoleón Bonaparte en su frase “¡Vísteme despacio que estoy apurado!”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Puedes usar estas etiquetas y atributos HTML:

<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>